Cuando una relación de pareja se tambalea, porque está la sensación de que cada uno habla un idioma, es decir, que cada uno según su condicionamiento y sistema de creencias ve las cosas de manera diferente, y lo que para uno puede ser totalmente inocente y natural, para el otro, eso mismo puede ser una fuente que le conecta con sus miedos, inseguridades, desconfianza, temor… en definitiva, nuestras sombras, salen a la luz.
Pero ahora bien, el problema no es que esto surja, sino que el problema viene cuando no sabemos gestionar todo este torrente emocional que sale a la luz, y además tratamos de dirigir la atención al otro, como el responsable de mis inseguridades y desconfianzas…
Es posible que quizás haya habido una actitud que genere celos o inseguridad, pero cuando estamos en el camino de las relaciones conscientes, todo es bienvenido, agradecemos esas circunstancias que nos conectan con nuestros miedos más profundos, así que ahí, una manera consciente y responsable de actuar es hacernos cargo de todo el movimiento que surge, dejando de culpabilizar al otro, y si vemos que lo que está haciendo lo estamos juzgando como erróneo porque yo no lo haría, entonces estamos dejándonos guiar por nuestros sistema de valores y creencias, y son estos, únicamente, los que nos hacen sentir conflicto y nos alejan.
Si hay conflicto interno, y esta sensación nos paraliza, nos limita y no podemos sentir y acoger con amor todo este movimiento –responsabilizándonos de que lo sucedido es la circunstancia que tenía que ocurrir para ponerme en contacto con mis miedos–, y además inconscientemente lo hemos proyectado, para así poder mirarlos, perdonarlos y sanarlos.
Mientras sigamos alimentando la emoción justificándola como algo natural porque el otro ha hecho tal cosa… el sufrimiento está servido, y la proyección que tú mismo has lanzado ahí, la estás percibiendo como que alguien puede hacerte daño, creyendo que el otro tiene el poder de hacerte feliz o hacerte sufrir…
Esto es muy habitual, y sólo cuando hay perfecta claridad, una claridad que no viene de tu personaje, sino más bien la claridad está cuando hay una voluntad profunda, un deseo estable de querer la paz sobre todas las cosas, una decisión que se toma en otro nivel, no en el nivel de la forma –la forma es este mundo que aparentamos estar, y lo que creemos ser–, no se toma desde tu personaje, Laura, sino que la decisión se toma en otro nivel, saliendo de la identificación de tu personaje.
La decisión de dejarnos llevar por el sistema del ego, de separación que su función es proyectar, o la decisión de dejarnos guiar por el amor, que todo lo acoge, todo es bienvenido, porque todo me lleva a despojar los límites que ponemos al amor, y nos lleva a sentir la verdadera libertad.
Cuando en una relación de pareja los dos miembros no ven esto de la misma manera, difícilmente va a haber entendimiento, y es como si cada uno hablara un idioma, no hay una misma visión ni el mismo propósito que se le da a la relación.
Cuando uno de los dos tiene esta visión clara, o bien el otro evoluciona en la misma dirección o la distancia y las dificultades entre ellos crecerán y acarrearán una resolución drástica.
Se puede continuar con la relación desde un sentimiento de amor y responsabilidad, donde se sabe que no existe esta comunicación profunda, pero sabiendo plenamente los límites de la relación, sabiendo que le faltará la dulzura esencial y siempre estará teñida por los condicionamientos del ego.
Cuando hay claridad
Cuando hay claridad por lo que se desea, relacionarse desde un estado de conexión plena desde la esencia, los apegos, deseos y golosinas que nos ofrecen las relaciones íntimas, se caen por su propio peso, porque valoras mas la profundidad de la relación uniéndonos en lo profundo y con el propósito de despertar a la verdad de lo que somos.
Cuando hay claridad y el deseo profundo por la verdad, te ves soltando relaciones que aparentemente te ofrecen mucho sentimiento y placer emocional, pero la sueltas porque lo más importante no es alimentar el ego emocional, sino que lo es el deseo por la verdad, y esto se consigue cuando los dos tienen como prioridad la responsabilidad de gestionar nuestras propias emociones, saber acogerlas, soltarlas, y cada vez más soltar nuestros condicionamientos, creencias, para abrirnos al amor incondicional, que acepta todo, que acoge todo.
Laura Cárcel